mayo 17, 2009
78 / Ver :: Museo del Objeto Contemporáneo
En las últimas décadas se han producido en el mundo más objetos que en toda la historia del hombre. Y sigue sin pausa la vorágine de producción: desde el momento en el que es diseñado el objeto tiene marcado su sino de consumo y deterioro: por eso escribe Italo Calvino que todo hombre es “hombre-más-cosas, es hombre en cuanto se reconoce en un número de cosas, en cuanto reconoce lo humano investido en cosas, él mismo que ha tomado forma de cosas”.
El proyecto del Museo del Objeto Contemporáneo (MOC) —en una operación que evoca el maravilloso trabajo del artista belga Marcel Broodthaers [foto: 3 strikes, M.B.]— retoma el cuerpo central de esta idea, que consiste en el desarrollo de operaciones ideativas con el fin de recuperar la memoria de los objetos. Fruto de varias investigaciones que buscan en la vida de esos objetos no la tradicional procedencia que les dio origen, sino más bien la poética que se oculta detrás de su particular existencia “práctica”, cinco colecciones dan comienzo a la formación del patrimonio del MOC.
Laura Andreoni organiza cajas clasificatorias de objetos: establece su origen, las características de su procedencia y— en una operación casi entomológica—, marca en cada ejemplar su estado de conservación. De ese modo el desgaste y las roturas también forman parte de la historia de las piezas expuestas. Virginia Carda, en cambio, presenta una colección ya existente: la de Carlos Argentino Daneri, que encuentra “casi por casualidad en el sótano de un edificio en el barrio de Constitución de la ciudad de Buenos Aires”; trabajo importante, pues el mismo Daneri —según el testimonio de Jorge Luis Borges— la llamó “colección, principio y fin de todas las cosas”. María Paula Doberti presenta algunos objetos —fruto del desuso o abandonados— rescatados de diversas ciudades, que cuentan la historia de los que fueron sus dueños. Luis Espinosa agrupa un conjunto de piezas que pertenecieron a Pelmundo Carretti, hijo de inmigrantes italianos en viaje hacia la Argentina a fines del siglo XIX. Por último, Luján Funes propone organizar el universo de las revistas denominadas “femeninas”, pero dejando en manos de los visitantes de este museo la posibilidad de descubrir las tramposas operaciones mediáticas que proponen.
Es deseable —como bien escribe Alberto Bottino Otero, director del museo, en el estudio crítico que acompaña la muestra— que el MOC amplíe sus colecciones. Gran idea. Desde esta página, alentamos y apoyamos la propuesta.
[Las operaciones que propone el Museo del Objeto Contemporáneo están muy relacionadas con los trabajos “Biografía de un Objeto”, a desarrollarse en M2, y “Estructura-Lenguaje”, M1. MOC: Galería Federico Poncerini / Independencia 333, San Telmo / Hasta el sábado 23 de Mayo de 2009.]
El proyecto del Museo del Objeto Contemporáneo (MOC) —en una operación que evoca el maravilloso trabajo del artista belga Marcel Broodthaers [foto: 3 strikes, M.B.]— retoma el cuerpo central de esta idea, que consiste en el desarrollo de operaciones ideativas con el fin de recuperar la memoria de los objetos. Fruto de varias investigaciones que buscan en la vida de esos objetos no la tradicional procedencia que les dio origen, sino más bien la poética que se oculta detrás de su particular existencia “práctica”, cinco colecciones dan comienzo a la formación del patrimonio del MOC.
Laura Andreoni organiza cajas clasificatorias de objetos: establece su origen, las características de su procedencia y— en una operación casi entomológica—, marca en cada ejemplar su estado de conservación. De ese modo el desgaste y las roturas también forman parte de la historia de las piezas expuestas. Virginia Carda, en cambio, presenta una colección ya existente: la de Carlos Argentino Daneri, que encuentra “casi por casualidad en el sótano de un edificio en el barrio de Constitución de la ciudad de Buenos Aires”; trabajo importante, pues el mismo Daneri —según el testimonio de Jorge Luis Borges— la llamó “colección, principio y fin de todas las cosas”. María Paula Doberti presenta algunos objetos —fruto del desuso o abandonados— rescatados de diversas ciudades, que cuentan la historia de los que fueron sus dueños. Luis Espinosa agrupa un conjunto de piezas que pertenecieron a Pelmundo Carretti, hijo de inmigrantes italianos en viaje hacia la Argentina a fines del siglo XIX. Por último, Luján Funes propone organizar el universo de las revistas denominadas “femeninas”, pero dejando en manos de los visitantes de este museo la posibilidad de descubrir las tramposas operaciones mediáticas que proponen.
Es deseable —como bien escribe Alberto Bottino Otero, director del museo, en el estudio crítico que acompaña la muestra— que el MOC amplíe sus colecciones. Gran idea. Desde esta página, alentamos y apoyamos la propuesta.
[Las operaciones que propone el Museo del Objeto Contemporáneo están muy relacionadas con los trabajos “Biografía de un Objeto”, a desarrollarse en M2, y “Estructura-Lenguaje”, M1. MOC: Galería Federico Poncerini / Independencia 333, San Telmo / Hasta el sábado 23 de Mayo de 2009.]
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