
exposiciones no son imposiciones y que quien expone no debe justificar ni explicar nada (en todo caso, puede hablar en términos de lo que persigue).
El hecho de firmar mis propias obras no me otorga ningún privilegio interpretativo sobre las mismas, pues en realidad es la experiencia estética de la recepción la que tiene la palabra: “son quienes miran las obras quienes las hacen”.
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