marzo 15, 2008
03/ ¡No piense en un elefante!
El primer día de clases de su materia Ciencias Cognitivas 101, en la Universidad de Berkeley, George Lakoff le pide a sus alumnos que “no piensen en un elefante”. “Nadie es capaz de hacerlo”, dice Lakoff, “porque la sola mención de la palabra elefante invoca en nuestro cerebro su imagen, aún contra nuestra voluntad”. La moraleja de Lakoff, un experto en lenguaje y discípulo de Noam Chomsky, es que las palabras no son inocentes: activan un "enmarcado" (frame), una estructura mental que puede ser positiva o negativa.
Lakoff es el nuevo gurú de los demócratas en los EE.UU. En su libro Moral politics, cuenta cómo los republicanos son expertos en crear términos acordes a su ideología y en popularizarlos.
El ejemplo favorito del demócrata es el de “alivio impositivo” (tax relief), término con el cual los republicanos lograron imponer su reforma tributaria en la administración Bush, pese a que las rebajas de impuestos sólo beneficiaron al 5% más rico de la población. El concepto comenzó a ser repetido por Bush, por los órganos conservadores y por la cadena Fox. Pero pronto lo empezaron a utilizar los medios considerados “progresistas”, como The New York Times o la CNN, y hasta los propios demócratas. “Era como si se estuvieran disparando a sí mismos”, explica Lakoff, “quien domina el lenguaje controla el mensaje y gana el debate”.
Lakoff trabaja con un equipo de expertos en lenguaje pero también con neurocientíficos que estudian el funcionamiento de la mente y que descubrieron, recientemente, que hay diferencias notorias entre la estructura cerebral de los demócratas y la de los republicanos.
Lakoff es el nuevo gurú de los demócratas en los EE.UU. En su libro Moral politics, cuenta cómo los republicanos son expertos en crear términos acordes a su ideología y en popularizarlos.
El ejemplo favorito del demócrata es el de “alivio impositivo” (tax relief), término con el cual los republicanos lograron imponer su reforma tributaria en la administración Bush, pese a que las rebajas de impuestos sólo beneficiaron al 5% más rico de la población. El concepto comenzó a ser repetido por Bush, por los órganos conservadores y por la cadena Fox. Pero pronto lo empezaron a utilizar los medios considerados “progresistas”, como The New York Times o la CNN, y hasta los propios demócratas. “Era como si se estuvieran disparando a sí mismos”, explica Lakoff, “quien domina el lenguaje controla el mensaje y gana el debate”.
Lakoff trabaja con un equipo de expertos en lenguaje pero también con neurocientíficos que estudian el funcionamiento de la mente y que descubrieron, recientemente, que hay diferencias notorias entre la estructura cerebral de los demócratas y la de los republicanos.
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