junio 18, 2008

45 / El viajero, pese al frío, visita el patio de un museo en Ingeniero White y recibe una lección de los vecinos sobre la forma

[“Los museos suelen tener parques y jardines. El Museo del Puerto tiene patio. Un patio armado a partir de más de sesenta patios de Ingeniero White, del Bulevar Juan B. Justo y del Saladero. Armado con bidones, cubiertas, lavarropas, cajones de pescado...”]
Visita al Museo de Puerto de Ingeniero White, tras la hermosa experiencia del seminario sobre Lenguaje Visual en la ESAV de Bahía Blanca. Edificio de madera y chapa, erigido sobre pilotes, el museo fue construido en 1907 por la compañía inglesa del Ferrocarril del Sud para el Resguardo de Aduana. Surgido a fines de siglo pasado, Ingeniero White testimonia el proyecto modernista del progreso (capital inglés, músculos de inmigrantes). El museo nos permite conocer tanto la vida social de la ciudad como las microhistorias de los vecinos, motivando en el visitante una intensa vivencia del presente de White. El proyecto Plantas/Patios —que dio lugar al Patio de los Bidones— se inscribe en esa línea de acción.
La experiencia se difunde a través de un catálogo cuidadosamente editado, una suerte de bloc con breves y seductoras notas, dibujos y fotografías que permiten reconstruir la experiencia y que empieza así:
“Porque una historia de la producción de Ingeniero White, o sea: de cómo se produce Ingeniero White, o sea: de cómo se produjeron sus muelles, sus elevadores, su ría con canales de 45 pies, pero sobre todo sus mismísimos habitantes; porque una historia que de cuenta de toda esa inmensa producción cotidiana también tiene que incluir el malvón que se acaba de plantar dentro de una batería General Motors en un patio del Bulevar.”
Y sigue así: “¿No es hora de concebir a las plantas como un objeto histórico más? (...) ¿Interrogar las plantas no es interrogar las relaciones sociales, formas de producción y de la propiedad, maneras legítimas del saber, prácticas de trabajo?”
Y así: “Los jardines pueden admitir la belleza, los patios no. Los patios son lindos. Un lazo de amor en un sifón cortado y dado vuelta es lindo. (...) Ver florecido el malvón sirve para estar más contento cuando se toma mate por la tarde”.
Y también: “Cien caracoles recolectados de alguna playa puestos en hilera uno junto a otro contra la pared: hacen falta.”
Y más: “¿Acaso un malvón o una hortensia forman parte del mundo de la naturaleza? ¿Quién se atreve a afirmar
dónde termina la naturaleza y empieza la historia? ¿No es cualquier planta de cualquier patio de Ingeniero White un objeto histórico más, a partir del cual se puede indagar la vida personal, las relaciones barriales, inclusive la macroeconomía?”
Como podemos ver, los textos no tienen desperdicio. Su autor, Sergio Raimondi (Bahía Blanca, 1968) es uno de los imperdibles poetas de su generación. Licenciado en Letras (UNS), trabaja en el Museo del Puerto desde 1992. Formó parte del grupo Poetas Mateístas. Tradujo a Catulo (Catulito, Vox, 1999) y a William Carlos Williams (18 Whiskies, 1993). Su primer libro de poemas fue Poesía civil (Vox, 2001). Hay algunos poemas de Raimondi en nuestro sitio: http://www.morfologiawainhaus.com.ar/vaca04.php).
Contundentes palabras: “Caminar entre canteros es advertir que para muchos vecinos saber es igual a hacer. En los patios, fuera del saber práctico no hay saber.”

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