“Comprobé que la cartomántica, al posar las cartas una después de otra, construía una narración, de ahí el título de mi conferencia: La narrativa de la cartomancia y el lenguaje de los emblemas. La contigüidad de los elementos daba lugar a una secuencia narrativa que se formaba seleccionando dos tipos de imágenes: unas que se encontraban en el interior de la carta como parte constituyente y otras que, sin embargo, representaban elementos de contenido explícitos. Por ejemplo: en algunos casos la carta de “La Muerte” representaba la muerte, pero en otras ocasiones la cartomante seleccionaba aspectos figurativos que no pertenecían al contenido de la carta en sí, sino que eran trazos figurativos, por ejemplo “La Hoz”, que podía significar la hoz o siete. Como consecuencia, llegué a afirmar que este tipo de narración se construía tomando como base tanto los elementos de contenido de las cartas, como los elementos de expresión, y la cartomántica ampliaba su narración eligiendo, en función de las necesidades narrativas, los elementos de la expresión o los elementos del contenido.Más tarde me di cuenta de que el acto de colocar las figuras unas al lado de otras constituía una forma de sintaxis, aunque no existiesen elementos específicamente gramaticales. Algo así como lo que sucede en la poesía surrealista donde si colocas una palabra detrás de otra, a pesar de que no exista conexión semántica entre ellas, las palabras crean entre sí dependencias y oposiciones, construyendo una gramática implícita narrativa. También noté, con sorpresa, que algunas figuras de los Arcanos mayores eran figuras que no tenían sólo la función de expresar un contenido, sino que además desempeñaban una función explícitamente sintáctica. Tomemos por ejemplo la carta de “El Diablo”: hay ocasiones en las que esta carta representa el concepto

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